El “caso Harden”.



James Harden se ha convertido sin lugar a dudas en uno de los mayores iconos del baloncesto actual. Su vellida y célebre barba le ha consagrado como uno de los personajes más populares y queridos de la liga. Pero cuando hablamos de James Harden, hablamos del mejor “sexto hombre” de la pasada temporada NBA, un auténtico “killer” del perímetro capaz de cambiar el devenir del partido desde el banco. Un anotador prolífico, que demuestra en cada partido que se ha asentado en la élite de la liga y que nos ha dejado claro que lo mejor está por venir para James “the beard” Harden.




Cuando oíamos el nombre de Harden, rápidamente lo asociábamos con la franquicia donde ha transcurrido toda su carrera NBA, los Oklahoma City Thunder. Todo aficionado a la NBA ya se había acostumbrado a ver al bueno de Harden revolucionar los partidos desde el banco siendo una de las piezas angulares de la franquicia junto a Kevin Durant y Russel Westbrook (cuyas presentaciones sobran). James Harden no sólo se había erigido como uno de las figuras más importantes en el equipo de Scott Brooks, sino que se había convertido en todo un ídolo en la ciudad de Oklahoma. Su ya nombrada barba y su carisma le hacen ser uno de los personajes más queridos en el mundo NBA.



Tras realizar una gran temporada a nivel tanto colectivo como individual, los Thunder empezaban a ver como el proyecto que tantas expectativas había despertado los años anteriores comenzaba a dar sus frutos. Pero nada más finalizar las Finales (cuyo resultado sabemos todos), a los directivos de la franquicia se les esperaba un reto que marcaría el devenir del equipo en los años venideros. Tanto como Serge Ibaka como el propio Harden terminaban contrato en el verano de 2013 por lo que había que trabajar y mucho en los despachos para poder seguir manteniendo unido al núcleo duro de los Thunder.



La primera piedra se puso cuando en este pasado agosto, el ala-pívot congoleño renovara por nada más y nada menos que 48M de dólares por 4 años. Contrato más que suculento que limitaría más de lo esperado el dinero que se le ofreciera después al bueno de James Harden. Pasaban los días y a pesar de que todo parecía indicar que tarde o temprano ambas partes llegarían a un acuerdo, no se llegaba a materializar la renovación. El propio Harden reconocía estar tranquilo, pero lo cierto es que los aficionados de Oklahoma se empezaban a impacientar al ver que el decisivo día 31 de octubre (fecha en la que se tenía que llegar a un acuerdo antes de que se convierte en agente libre al verano siguiente) se acercaba a pasos agigantados.



Si por algo se han caracterizado los Thunder a lo largo de estos años, es por su filosofía en los despachos de no pasar el límite salarial, por lo que hacía aún más difícil la situación en la que se encontraban. Finalmente, apurando hasta el último día  antes de la fecha límite, los Thunder ofrecieron  55’5M de dólares por cuatro años. Oferta cuanto menos cuantiosa que parecía a priori poder llegar a convencer al genial escolta. Pero finalmente fue rechazada. Sam Presti (gerente general de los Thunder) veía muy difícil que puedieran llegar a un acuerdo por lo que decidió sorprendernos a todos con un traspaso que involucraría a 6 jugadores y que conduciría a James Harden a los Houston Rockets.





 El traspaso  incluía también a los jugadores Kevin Martin y Jeremy Lamb, que los Rockets han mandado a OKC a cambio del propio Harden, además de dos derechos de primera ronda del draft y otro de la segunda. Por otra parte, los Thunder enviaron a Cole Aldrich, Daquean Cook y a Lazr Hayward a la franquicia tejana.

Un auténtico bombazo que sorprendía a todo el mundo y no es para menos, ya que uno de los ídolos de la afición de Oklahoma hacía las maletas a un equipo al que muchos no podían imaginar que acabaría. Unos Houston Rockets que buscan un cambio de imagen radical y que parece que con las llegadas de Jeremy Lin y Harden han conseguido. Los Thunder por su parte se hacían con otro “killer” del perímetro como Kevin Martin y uno de los jugadores más prometedores del último Draft, Jeremy Lamb, quien va a tener la difícil tarea de hacerse un hueco en el exigente roster de los Thunder.



El impacto de Harden fue inmediato, tanto fuera como dentro de las canchas, sobre todo esto último ya que tras la primera semana de competición, ha promediado la friolera de 35, 3 puntos – 5 rebotes – 5 asistencias (incluyendo 45 puntos en su estreno frente a Pistons) siendo elegido junto a Jennings, Jugador de la Semana en la Conferencia Oeste.



Harden se ha convertido en uno de los mayores centros de atención en estos primeros compases de competición. Independientemente del buen rendimiento de Kevin Martin en Oklahoma, son muy dispares las opiniones de los que piensan que el traspaso fue acertado o no para los Thunder. Solo el tiempo y los resultados lo dirán, pero lo que si que parece seguro, es que con Harden como estandarte de estos renovados Rockets, vamos a disfrutar mucho a lo largo de una temporada que se presenta apasionante.



Este artículo está escrito por Nacho Juan Gracia (podéis seguirme en Twitter, @NachoJuanRules) Gracias por vuestra lectura. 

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